Si no hay prensa , SÍ hay acto. El discurso protocolario (I)
Sí, sí. El estudio de los actos políticos y sus «saraos» anejos es muy interesante, pero las grandes concentraciones en las que el líder era aclamado por decenas de miles de seguidores -si no cientos de miles- tienden a desaparecer.
Es muy cierto que los actos políticos son herramienta estratégica de comunicación y parte fundamental de las acciones de marketing político. No obstante, los resultados que arrojan los actos políticos con presencia masiva de personas, en términos de rentabilidad mediática, no son tan altos como los riesgos que es necesario asumir y los elavados costos económicos en que se incurren.
En nuestros días la ventaja de que nadie en un acto político multitudinario cuestione lo que se afirma, queda minimizada por el riesgo de que a algún desaprensivo se le ocurra crear una situación de inseguridad. Está claro que la posibilidad de enviar mensajes contundentes que nadie pueda distorsionar o interferir -como ocurre en entrevistas o debates- ha sido la verdadera razón de la existencia de los grandes actos políticos, además de ofrecer una percepción de unidad y contar con un grupo muy numeroso de personas que se mueven, gritan y actúan al son de una batuta que manejan magistralmente los expertos en propaganda política.
El caso es que la organización de actos políticos masivos necesita de la presencia de los medios de comunicación social, todos son públicos y publicitados con anterioridad y se rigen por el principio que creo ya anticuado de «si no hay PRENSA, no hay acto» Además son muy costosos en términos económicos y, en estos días en los que la seguridad debe primar sobre cualquier otra consideración, pueden ser un foco de atracción para atentados terroristas.
Frente a lo que hasta ahora se ha venido haciendo en Europa, los estadounidenses utilizan cualquier momento, público o privado, como un acto impulsor de la imagen política de dirigentes y partidos. Además, la omnipresencia de las redes sociales hace que la repercusión y los impactos sobre los posibles votantes no dependa de la asistencia masiva a un acto sino del trabajo hecho con anterioridad, el diseño de mensajes claros y contundentes y una puesta en escena suficientemente atractiva como para que lo verbalizado pueda ser acompañado de una imagen suficientemente evocadora y coherente. Adquiere mucho peso, en estos casos, la frase de «una imagen vale más que mil palabras»
El concepto actual de la organización de actos políticos requiere una revisión que quedaría resumida en que los actos políticos, ahora, pueden ser públicos o privados con tal de ayudar a conseguir objetivos. Ahora NO se requiere la presencia de prensa. La clave está ahora en afirmar que «si no hay FOTO, no hay acto» y en el poder real de las redes sociales. Antes necesitabamos a la prensa para tomar la foto y difundirla, ahora cualquier miembro del equipo del dirigente político pùede tomarla y llevarla en segundo a una cantidad ingente de personas.
¿Una prueba de lo anterior? Echa un vistazo
La imagen anterior es perfecta en su concepción y su sencillez. El observador no tiene que pensar en el mensaje a difundir. Ni siquera tiene que teclear en su smart phone. Si se hace una fotografía de Pedro Sánchez, en ella va toda la carga comunicativa. Pero si quien quiere difundir la foto por redes sociales quiere añadir texto a la foto, en ella , también, se le «sugiere» un mensaje principal y su correspondiente hashtag.
Quede claro que lo que afirmo es que la prensa NO es imprescindible pero SÍ beneficiosa y necesaria. De todo lo anterior dan fe las numerosas fotografías que de forma magistral utiliza el equipo de comunicación de Obama. Pero de eso hablaré otro día si es que no le hago caso a mi amigo Juan de Sevilla que me tiene advertido en numerosas ocasiones: «Güandedió, ¿tu paqué te mete en ná»
Saludos.
© Juan de Dios Orozco López
Recibe las entradas del blog en tu email
Introduce tu email para recibir semanalmente en tu correo electrónico los artículos nuevo publicados en el blog.
2 comentarios
Muy buen articulo y muy buenas fotografías
El acento de Juan de Sevilla inmejorable….te lo digo yo que soy andaluz.
Enhorabuena
Gracias Alejandro por el comentario. Yo también soy andaluz, así que sabemos cómo y de qué hablamos.
Saludos cordiales.
JDD orozco.